LOS MUISCAS
Esta es la famosisima balsa muisca hecha en oro. |
Los muiscas constituían y constituyen una
sociedad agrocerámica y manufacturera perteneciente a la región andina del
norte de Suramérica. La manera de organización política ya descrita los hacía
una unidad cultural compacta y disciplinada. Los aportes de los muiscas a la
identidad nacional colombiana hoy son incuestionables, más aún porque la
Confederación chibcha no era otra cosa que la máxima representación
político-organizativa de una cultura y una familia lingüística mayor. El
estudio de la cultura muisca es motivo de permanente investigación y ello
contribuye en parte a entender la identidad del colombiano.
El
territorio de los muiscas abarcaba las cuencas y valles del río Bogotá hasta
Ten; del río Negro hasta Quetame, el Guavio hasta Gachalá, de Garagoa hasta
Somondoco, de Chicamocha hasta Soatá y del río Suárez hasta Vélez. No existe un
acuerdo sobre cifras de población, pero los conquistadores son enfáticos en
destacar la multitud de los indígenas.
Vista desde
lo alto del cerro de Suba, la sabana de Bogotá presentaba una amplia zona
pantanosa rodeada por una llanura cubierta de pastos y vegetación baja. En ella
se destacaban numerosas aldeas: Suba, Tuna, Tibabuyes, Usaquén, Teusaquillo,
Cota, Engativá, Funza, Fontibón, Techo, Bosa, Soacha y palacios compuestos por
bohíos rodeados por dos o tres empalizadas concéntricas, semejantes a los
alcázares árabes del sur de España.
Culto solar
Si bien no era un calendario muy preciso, los muiscas
conocían el solsticio de verano (el día más largo del año, que cae en el 21 de
junio). Esa era la fecha indicada para rendir culto a Xue (el dios Sol). El
templo de Sue estaba en Sogamoso, la ciudad sagrada del sol y sede del iraca
(sacerdote). De ese culto viene el nombre de la ciudad: Suamox o Sugamuxi.
Una procesión de la corte del zipa se dirigía al Templo del Sol y el día
era motivo de gran fiesta y alegría entre el pueblo quienes se pintaban el
cuerpo y se embriagaban con chicha. Se hacían ofrendas a Sue para pedir por la
bendición de las cosechas anuales. También era el único día en el cual la gente
podía ver al zipa
LOS SINÚ O ZENÚ
Nariguera sinú o zenú. |
La cultura Sinú o Zenú
estuvo conformada por agricultores, pescadores, comerciantes, orfebres y
tejedores. Los españoles exterminaron casi por completo a los indígenas Sinú a
causa de su oro. Se destacaron por el desarrollo de la técnica de la filigrana
en la construcción de sus adornos de oro. Construyeron un sistema hidráulico,
que hoy en día sorprende a la ingeniería moderna, ya que les permitió tener sus
cultivos y construir sus viviendas, a pesar de las inundaciones anuales de los
ríos Sinú y San Jorge.
Hace 6000 años, un grupo de gente se estableció
junto a la quebrada de San Jacinto, en el norte del país, conformando la
cultura Sinú.
A la llegada de los españoles, la cacica Zenufana
se llamaba Tota y el Zenufana era Nutibara, quien opuso bastante resistencia y
les tendió celadas.
El primer conquistador que incursionó en el Zenú
fue Juan de la Cosa en 1510. Murió en un fuerte enfrentamiento con los
indígenas Turbacos, quienes finalmente fueron vencidos por Pedro de Heredia, en
1533.
ORFEBRERÍA
Los orfebres elaboraron
las piezas de oro por martilleo sobre yunques de piedra. Calentaban las láminas
al rojo vivo y luego las enfriaban para seguir martillando.
Los diseños repujados se lograban con cinceles y punzones. (Museo de Oro Zenú del Banco de la República en Cartagena). Se representaron aves acuáticas, caimanes, anfibios, peces, felinos, y venados principalmente en remates de bastón y colgantes, emblemas relacionados con la autoridad y asuntos religiosos.
Los diseños repujados se lograban con cinceles y punzones. (Museo de Oro Zenú del Banco de la República en Cartagena). Se representaron aves acuáticas, caimanes, anfibios, peces, felinos, y venados principalmente en remates de bastón y colgantes, emblemas relacionados con la autoridad y asuntos religiosos.
Añadir leyenda |
CULTURA TAYRONA
Esta imagen representa un chamán con dos cetros, un gran
ornamento nasal y un sombrero alto con dos tucanes.
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Los taironas son un grupo
indígena que habita en los departamentos colombianos de Magdalena (departamento),
de La Guajira y de Cesar, en la cara norte de la Sierra Nevada de Santa Marta,
incluyendo las cuencas de los ríos Guachaca, Don Diego, y Buritaca y la zona
baja costera comprendida dentro del Parque Nacional Natural Tayrona. Se trata
de un grupo de filiación lengua chibcha. Se presume que el nombre tairona
pueda estar relacionado con los términos teyuna, teiruna que se
han encontrado en varias lenguas de los pueblos indígenas que aún sobreviven en
la sierra de Santa Marta, todos ellos de filiación chibchana.
ORFEBRERÍA
En el área
de la orfebrería los tayronas tenían un papel principal, pues desarrollaron bastante
técnicas como:
- la cera perdida, que consistía en hacer moldes de barro rodeando una figura de cera, que se derretía después de calentar el empaque de barro. Luego de sacar la cera derretida, el orfebre vertía el oro líquido en el espacio dejado por la figura de cera, posteriormente esperaba a que se solidificara y rompía el molde para sacar la figura deseada.
- la tumbaga, una aleación de cobre y oro que permitía ahorrar recursos y derretir más fácilmente el oro.
- tratamientos para mejorar la calidad del oro, como calentarlo hasta la oxidación del cobre y luego sumergirlo en agua helada para conseguir una pátina permanente de oro y evitar que la pieza se cuartease. Finalmente el proceso terminaba con el lijado de la pieza hasta que llegara a la perfección.
Se cree que varias de estas técnicas fueron
desarrolladas por los muiscas y exportadas al pueblo tayrona. A su vez, a estos
también se les considera exportadores de técnicas de orfebrería e hilados:
mientras la mayoría de las primeras obras muiscas parecen toscas y mal
terminadas (aun cuando la calidad del oro es superior), las tayronas son
técnicamente perfectas. La técnica de la cera perdida mejoraba la estética de
las obras, por lo que los muiscas prácticamente abandonaron el método del repujado
directo, que además de inexacto le restaba vida útil a la pieza (por el riesgo
de cuartearse), y que también restringía las obras a láminas, ya que repujar
sobre el oro bruto es casi imposible. A su vez, los tayronas, al aprender
métodos como la inmersión de la pieza en agua, mejoraron sustancialmente la
calidad del material y la belleza del ornamento.
LOS ARHUACOS
Esto es una pieza de su cultura y su economía. |
Los arhuacos, ika o ijka son
un pueblo amerindio que habita la vertiente meridional de la Sierra Nevada de
Santa Marta, Colombia, de filiación chibcha. En 2005 eran 22.134 personas, que
hablan su propia lengua.
El término lenguas arhuacas se aplica también a
un subgrupo de lenguas chibcha formado por el ika, el kogui, el damana hablados
actualmente y a otras lenguas extintas del norte de Colombia. Este término no
debe confundirse con el término arahuaco que se aplica a otros pueblos de la
región que no tienen nada que ver con las lenguas chibchas arhuacas.
CULTURA QUIMBAYA
Los
antiguos habitantes de la región Quimbaya, desaparecieron hacia el siglo X y es
muy poco lo que se sabe de ellos. Por la tecnología orfebre y la perfección de
sus objetos se puede inferir que esta cultura tenía un desarrollo cultural
avanzado, correspondiente a un cacicazgo.
Desde
tiempos aún no determinados con exactitud, hasta aproximadamente el siglo
décimo de la era en que vivimos, la cultura Quimbaya habitó el amplio valle
medio del río Cauca, región que hoy ocupan los departamentos de Caldas, Quindío
y Risaralda.
Bien sabido es que los Quimbayas explotaban
yacimientos auríferos en su territorio y trabajaban este metal con avanzadas
técnicas metalúrgicas. Sus joyas, de gran acabado y hermosura, lucen hoy en
museos arqueológicos de Colombia y el exterior.
La cerámica fue importante en el desarrollo de estos
pueblos. Se han encontrado muestras de cerámica de diferentes estilos y diversa
decoración lo que indica la influencia de otros grupos indígenas; es la
representación artística más notable de los depósitos arqueológicos de Caldas, Quindío
y Risaralda, no solamente por la belleza de sus formas, sino también por la magnífica
técnica de fabricación y por la gran variedad de estilos y formas decorativas.
Esta sociedad realizó una lujosa orfebrería, catalogada bajo el apelativo
de "Quimbaya Clásico", reconocida universalmente por su perfección
técnica y por la belleza de sus diseños. Como el oro no abundaba allí como en
las otras regiones de la Colombia Precolombina, se vieron obligados a usar
aleaciones y virtualmente crearon una combinación metálica de oro y cobre
conocida como "tumbaga", una proporción de 30/70, donde el oro
conserva su color, maleabilidad y nobleza, y el cobre alarga su cuerpo físico,
dándole a las piezas gran viveza y tonalidad.
LOS PIJAOS
Los pijaos son un conjunto de pueblos amerindios
de Tolima y otros territorios aledaños en Colombia. También llamados Natagaimas,
Coyaimas
En tiempos precolombinos poblaron la Cordillera
Central de los Andes entre los nevados del Huila, del Quindío y del Tolima; el
valle alto del río Magdalena y el alto Valle del Cauca en la actual Colombia.
Los pijao no llegaron a formar estado centralizado, manteniéndose como pueblos
federados.
Los
Pijaos fueron una federación tribal que compartía características culturales y
lingüísticas y mantenían relaciones sociales y económicas principalmente con
los pueblos Coyaimas y Natagaimas(Triana,1990).
Los procesos de Conquista y Colonia, eliminaron a sus figuras de autoridad espiritual, cultural y militar, los mohanes, quienes según el mito de origen se resguardaron en las fuentes de agua salada, y a sus guerreros. A finales del siglo XIX lucharon por sus tierras y a mediados del siglo XX las perdieron casi en su totalidad, en la actualidad bajo la preocupación de haberse asimilado a la población mestiza llevan a cabo procesos de reetnización.
Los procesos de Conquista y Colonia, eliminaron a sus figuras de autoridad espiritual, cultural y militar, los mohanes, quienes según el mito de origen se resguardaron en las fuentes de agua salada, y a sus guerreros. A finales del siglo XIX lucharon por sus tierras y a mediados del siglo XX las perdieron casi en su totalidad, en la actualidad bajo la preocupación de haberse asimilado a la población mestiza llevan a cabo procesos de reetnización.